viernes, 29 de febrero de 2008

Globalización, ¿Economía mundial para todos?

La economía global empezó a desarrollarse en el siglo XV, con la era de los descubrimientos, cuando las naciones emergentes y las técnicas náuticas posibilitaron a los mercaderes europeos establecer una red comercial por todo el mundo. Durante el siglo XIX, la industrialización en Europa y América del Norte incrementó el volumen y la importancia del comercio internacional. Los países desarrollados importaban materias primas y alimentos de todo el mundo, y exportaban bienes manufacturados. Un siglo más tarde los costes de transporte, el surgimiento de empresas multinacionales, la creación de instituciones económicas internacionales, como el Banco Internacional para la Reconstrucción y el Desarrollo (BIRD, integrado en el Banco Mundial), el Fondo Monetario Internacional (FMI) o la Organización Mundial del Comercio (OMC) y los avances en las telecomunicaciones y en la informática dieron lugar a un mundo sin fronteras, a una aldea global.
La globalización permite pensar una economía a escala mundial y acortar las distancia al mínimo posible, ya que actualmente consumimos un producto que ha pasado por manos de personas de varios países antes de llegar a las nuestras. El comercio entre países de todo el mundo permite a los países que no han tenido un desarrollo industrial colocar sus materias primas en el mercado y poder cubrir las necesidades básicas de la población. Esto le permite crecer a pasos de tortuga a los países subdesarrollados o periféricos y le genera dependencia de los países desarrollados o centrales. Los productos industrializados son de mayor precio que las materias primas de los subdesarrollados. En la década de los 90 por ejemplo, numerosos países no alcanzaban a cubrir el gasto público, con sus ingresos , producto de la exportación de materias primas, y ante la imposibilidad de atraer la inversión y de pagar las importaciones de manufacturas, apelaron al Banco Mundial y al Fondo Monetario Internacional para ampliar los plazos de amortización de los créditos y solicitar otros nuevos, generando un gran número de intereses. Así , los países periférico cada vez empobrecen más y como consecuencia de la política de privatizaciones y reducción de gastos públicos, para pagar su deuda, empeoraron la calidad de vida de la población, brindando una educación que tiene un presupuesto menos que aceptable, una cobertura de salud insuficiente y deficiente y una seguridad defectuosa, que dejan a sus pueblos reñidos en la pobreza y delincuencia que en vez de disminuir se acrecienta día a día.
Las empresas multinacionales del mundo desarrollado se asentaron en países en vías de desarrollo, donde la mano de obra era barata, en especial en el Sureste asiático, Centroamérica y América del Sur. Crearon puestos de trabajo, activaron la economía nacional, pero se vieron demasiado favorecidos por estos países en lo que respecta a limitaciones del ejercicio económico y cargas impositivas, lo produce un engrosamiento de los bolsillo de accionistas extranjeros que se llevan la riqueza de los pueblos subdesarrollados.
Los avances en las telecomunicaciones y en la informática ha facilitado la búsqueda de información e investigación, de informarnos, de estudiar, de relacionarnos laboralmente con las empresas y con colegas, la forma de comprar y de vender, de buscar trabajo, etc. Pero ha generado una desigualdad rotunda entre aquellos que tienen la posibilidad de acceder a esta tecnología y el conocimiento para hacer uso de ella a su favor y aquellos que no pueden hacerlo, quedando fuera del sistema.
En fin la globalización a generado la peor de las desigualdades, facilitando el ejercicio económico de aquellos que más tiene o al menos algo tienen y eliminando toda posibilidad de que los que nada tiene, tengan algo alguna vez. No es un trabalenguas, es una lengua que al fin ha logrado destrabarse.

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